Primero hablemos de conceptos básicos sobre el ozono. El ozono (O3) está presente en la atmósferica de la Tierra en distintos niveles. El ozono está compuesto de tres átomos de oxígeno y se forma al disociarse los dos átomos que componen el oxígeno formando el ozono, de fórmula O3. La capa de ozono es un manto fino de gas de ozono que rodea al planeta Tierra y la protege de los rayos ultravioleta del Sol.
Parte del ozono se forma a nivel de suelo a tráves de reacciones con contaminantes atmosféricos locales emitidos por los escapes de vehículos, procesos industriales y solventes químicos. Este se considera 'ozono malo' porque puede afectar directamente nuestra salud.
Por otro lado, está el llamado 'ozono bueno' el
cual está ubicado en la atmósfera, alrededor de 15 a 35 kilómetros sobre la
superficie terrestre. Aunque el ozono bueno y malo son totalmente idénticos, la
posición del ozono bueno en la estratosfera significa que juega un papel
crucial en la absorción de los temidos rayos ultravioleta (UV-B) del sol.
Esta capa como bien sabemos todos es la encargada
de protegernos de quemaduras solares y la ceguera, de cáncer de piel y por
supuesto de nivelar la temperatura en la tierra.
La Historia comienza hace casi 50 años cuando dos químicos, Sherwood Rowland y Mario Molina, descubrieron que los clorofluorocarbonos (CFC) liberados de los aerosoles podrían elevarse millas por encima de nuestras cabezas hacia la estratosfera.
Allí, los duros rayos del sol separaron los CFC, desencadenando
reacciones que destruyeron las moléculas de ozono. A medida que la capa de
ozono fue perdiendo su grosor, los rayos ultravioleta más peligrosos eran capaces
de llegar a la tierra.
Han pasado 37 años desde que los
científicos descubrieron por primera vez el agujero en la capa de ozono, un
escudo invisible que absorbe los dañinos rayos UV.
El hallazgo impulsó cambios radicales en la industria y el uso de químicos
en muchos países y sobre todo impulso muchos de los movimientos ecologistas en
la década de 1980 hasta el día de hoy.
Jonathan Shanklin, uno de los científicos detrás del descubrimiento del
agujero en una entrevista dice como fue que descubrió por primera vez el
agujero en la capa de ozono.
Jonathan dice: ❝ Cuando me uní a BAS (British Antartic
Survey), parte de mi trabajo consistía en supervisar y verificar los datos de
ozono provenientes del espectrofotómetro de ozono Dobson en la Antártida. ❞
El espectrofotómetro de ozono Dobson en Halley mide la cantidad de luz
ultravioleta que llega a la Tierra, proporcionando una imagen precisa de la
cantidad de ozono que hay en la atmósfera.
Cuando Jonathan comenzó, había un gran retraso en la carga de datos en
el sistema, ya que hasta entonces los científicos simplemente habían
garabateado lecturas en hojas de papel.
❝ Aproximadamente
en ese momento tuvimos un día de puertas abiertas en el que se invitó al
público a venir y conocer todas las investigaciones que estábamos realizando en
la Antártida. Hubo mucha preocupación de que los gases de escape del Concorde o
que las latas de aerosol pudieran destruir la capa de ozono.
Siendo un físico ignorante, pensé que, si tomaba los datos de ozono este
año y los comparaba con las lecturas de veinte años antes, sería lo mismo, por
lo que la gente no debe preocuparse. Pero las lecturas no eran las mismas, por
lo que requería un seguimiento. ❞
Los hallazgos de Shanklin se publicaron en un artículo fundamental de
Nature en mayo de 1985. La investigación condujo directamente al protocolo de
Montreal de 1987. Este es un acuerdo para congelar la producción y el consumo
de sustancias que agotan la capa de ozono.
Ahora, el agujero de ozono antártico de esta recuperando lentamente,
aunque como los CFC tienen una vida útil atmosférica de 50 años o más, la
atmosfera no se recuperará por completo hasta después de 2070.
Gracias a tres décadas de exitosa cooperación internacional y conciencia
mundial. 28 países se pusieron manos a la obra a través del Convenio de Viena,
que fue aprobado y firmado el 22 de marzo de 1985, este año 38 años.
Dos años más tarde 197 países cooperando bajo el Protocolo de Montreal,
acuerdo en el cual se comprometieron a reducir las emisiones de CFC y eliminar
el 99 por ciento de sustancias que destruyen la capa de ozono.
Según los registros, en el año 2019 el agujero en la capa de ozono fue
uno de los menores registrados desde el año 1990. Lamentablemente todavía hay
concentraciones significativas de sustancias químicas en la capa de ozono para
mantener su destrucción con la llegada de la primavera Antártica.
La buena
noticia es que las Sustancias Destructoras de la Capa de Ozono (SDO) continúan
su disminución desde hace 20 años y observan una tendencia positiva de la recuperación
de la capa de ozono.
Podemos decir que el Protocolo de Montreal ha sido un éxito, sobre todo
su aplicación. Tanto por los países desarrollados como los países en desarrollo
se han comprometido y han cumplido por el bien de todos.
" Ozono para la vida", tanto la Convención de Viena como el
Protocolo de Montreal se han convertido en los tratados en lograr una exitosa
ratificación universal.
A día de hoy, el agujero de ozono todavía se forma cada primavera sobre la Antártida y se vuelve a cerrar en verano.
Pero existen evidencias de que está comenzando a desaparecer y recuperarse y se espera que la capa de ozono vuelva a los niveles anteriores a 1980 a mediados de siglo. En la actualidad, el del agujero de la capa de ozono es uno de los mejores ejemplos de como la ciencia y cooperación internacional pueden resolver problemas de alcance global.
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